La enfermedad periodontal es uno de los problemas de salud más
frecuentes en nuestras mascotas. Pero, ¿qué es la enfermedad periodontal? Este
término hace referencia al conjunto de lesiones que afectan a las estructuras
del aparato masticatorio, es decir, los dientes y sus estructuras de soporte
(cemento, hueso alveolar, ligamento periodontal, encía…).
A partir de los dos años de edad, un alto porcentaje de mascotas, tanto
perros como gatos, muestran algún signo de problema dental. La susceptibilidad
de cada animal a padecer este tipo de problemas se ve influenciada por diversos
factores, por ejemplo:
- la edad: los animales mayores suelen tener problemas dentales más graves
- la raza: los perros braquicéfalos, como el bulldog o el bóxer, y los de razas miniatura, como el yorkshire o el caniche, entre muchas otras, tienen una alta predisposición debido a la conformación de sus dientes
- la anatomía dental: los molares, que tienen múltiples raíces, son más susceptibles que los incisivos o los caninos, que tienen raíz simple
A día de hoy, no es muy habitual que los propietarios de mascotas
dediquen el tiempo suficiente a la limpieza y cuidado de la boca y los dientes
de sus peludos amigos. Imaginaos nuestros dientes si no nos los cepilláramos a
diario… solo de pensarlo se nos tuerce el gesto, ¿verdad? Pues eso es lo que
les pasa a nuestros perros y gatos.
La enfermedad periodontal se produce cuando las baterías de la boca se
acumulan sobre los dientes formando la “placa dental”. ¿Alguna vez os habéis
parado a pensar cuál es la diferencia entre “placa” y “sarro”? Son dos
conceptos que escuchamos frecuentemente, pero sospecho que pocos sabrían decir
en qué se diferencian, cuál se forma primero o qué consecuencias tienen cada
una de ellas… ¿me equivoco? Pues para eso estoy yo aquí, para ayudaros a
comprenderlo mejor.
La placa es una película orgánica formada mayoritariamente por
bacterias procedentes de la cavidad oral que, junto con las glicoproteínas
salivares y ciertos polisacáridos extracelulares, forma una matriz que se
adhiere a la superficie de los dientes.
El sarro es la consecuencia de la mineralización de la placa, en el
que predominan el calcio y el fósforo.
La enfermedad periodontal puede dividirse en dos etapas: gingivitis y
periodontitis.
GINGIVITIS: es la etapa inicial y afecta principalmente a la encía,
que se inflama, adquiere una coloración rojiza y puede sangrar y provocar
dolor. Esta afección es reversible y puede tratarse y curarse.
PERIODONTITIS: hace referencia a la inflamación de estructuras más
profundas de soporte del diente, provocando su destrucción; las lesiones no son
reversibles (a menos que se realice cirugía regenerativa), pero sí se puede
detener su avance.
Llegados a este punto y habiendo aclarado algunos conceptos
importantes, ¿os preguntáis cómo podéis saber si vuestra mascota sufre
enfermedad periodontal? A menudo, la halitosis (mal aliento) es la primera
causa de preocupación, aunque hay quien piensa que el hecho de que a su perro o
gato le huela mal la boca es normal… por lo que suelen acudir al veterinario
sólo cuando advierten que el animalillo sangra por la boca, se queja al
masticar su comida o incluso deja de comer; a veces es demasiado tarde… y la
enfermedad está tan avanzada que algunas piezas dentales no pueden salvarse.
Los habrá que piensen que perder algunos dientes no es tan grave para
la vida de su mascota, pero es que hay muchas otras complicaciones que revisten
mayor gravedad…
Además de la pérdida de piezas dentales, pueden producirse fístulas
oronasales, que son pequeños trayectos cavernosos que comunican las cavidades
oral y nasal como consecuencia de la destrucción de una fina lámina ósea que
las separa. Esto provoca que las bacterias de la boca y restos de alimento
penetren en la cavidad nasal, causando una infección (sinusitis) que se
manifiesta con descarga de sangre o pus por la nariz, estornudos y mal estado
general.
También pueden producirse fracturas patológicas de mandíbula como
consecuencia de la pérdida periodontal crónica que debilita los huesos en las
zonas afectadas, e incluso osteomielitis oral.
Pero no vayáis a pensar que la enfermedad periodontal sólo tiene
consecuencias que involucran la boca y sus estructuras. A nivel sistémico
también se producen numerosas y graves complicaciones. Cuando las encías
pierden su estructura normal, dejan pasar bacterias que, a través de los vasos
sanguíneos, alcanzan la circulación general y se diseminan por otro órganos,
siendo lo más habitual que puedan afectar al corazón (endocarditis), los
riñones o el hígado, disminuyendo su correcto funcionamiento. También se asocia
la presencia de estas bacterias en sangre con infartos miocárdicos o
cerebrales, resistencia a la insulina, accidentes tromboembólicos…
Como veis, la enfermedad periodontal no constituye sólo un problema de
halitosis o pérdida de dientes, sino que hay que considerarla como el
desencadenante de problemas sistémicos mucho más graves. Por ello, la
prevención es sumamente importante, por lo que se recomienda realizar limpiezas
profesionales de forma periódica para retirar la placa y el sarro, además de
realizar en casa una adecuada higiene bucal de nuestras mascotas, siempre bajo
la supervisión de vuestro veterinario, que podrá asesoraros con relación a los
métodos y productos que podéis utilizar para evitar esta peligrosa enfermedad,
así como tratarla cuando se haya instaurado.
No dudéis en preguntarle y pedirle consejo!!
Para
terminar, os dejo unas fotos de Codi, mi gato, al que le hice una limpieza dental
hace unos días, ya que sus dientes habían acumulado mucho sarro. La diferencia
entre el antes y el después de la limpieza, resulta evidente.
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