viernes, 7 de junio de 2013

OBESIDAD CANINA Y FELINA

Hoy quiero hablar de un problema cada vez más extendido entre la población canina y felina. La obesidad. 
Cuando se trata de nosotros, los humanos, solemos preocuparnos bastante de nuestro aspecto físico, sobre todo ahora que se acerca el verano y todos queremos lucir palmito en la piscina o en la playa. 
Seguro que todos sabéis lo difícil que es deshacerse de esos kilitos de más; pues el sobrepeso en nuestras mascotas también es algo de lo que deberíamos preocuparnos. A pesar de que ellos no tienen prejuicios como nosotros, ni necesitan presumir de cuerpo diez, la obesidad es igualmente perjudicial para su salud.



Cuando un animal consume más calorías de las que su organismo utiliza, el exceso de tejido adiposo, es decir, la grasa, se acumula en el cuerpo. Y de quién creéis que es la culpa de que un perro o un gato consuma más calorías de las que necesita? Pues, por supuesto, de su dueño. Los propietarios tienden a humanizar a sus mascotas, de modo que creen que deben variar la comida, incluir en la ración los alimentos que se cocinan en casa y sobre todo tratan de fortalecer los lazos de unión con sus mascotas a través de premios de comida.
Además, nuestro estilo de vida, cada vez más sedentario, es contagiado a nuestros animales. Los sacamos menos a pasear, o caemos en la equivocada creencia de que no necesitan hacer ejercicio regularmente. Esto último es especialmente frecuente entre los dueños de perros de razas pequeñas, que creen que al ser sus perrines de pequeño tamaño no tienen la misma necesidad de correr que un perrazo de 40 kilos.
Pero claro, esto es un error garrafal, ya que independientemente del tamaño de nuestra mascota, todas necesitan comer de forma equilibrada y sobre todo ejercitarse para tener una vida saludable, tanto física como psicológicamente. Y los gatos otro tanto de lo mismo; ellos también necesitan hacer ejercicio, pero como no solemos sacarlos a pasear, aquellos gatos caseros que no tienen acceso al exterior van a necesitar un poco más de atención por parte de su dueño. Hay que dedicarles un poco más te tiempo, para jugar con ellos cada día, y conseguir así que se muevan y no se pasen el día tumbados en el sofá.
Pero estas no son las únicas causas del sobrepeso en los animales de compañía. En algunas ocasiones la culpa no es exclusivamente del dueño, sino que los desórdenes alimenticios también pueden estar provocados por algunas patologías, como por ejemplo alteraciones hormonales o trastornos emocionales.
Además, hay algunas razas que están más predispuestas a engordar, como el cocker, el Beagle, el pequinés, el teckel, el labrador y el golden retriever. Pero esto no quiere decir, que las demás razas que no he mencionado vayan a tener un peso ideal pase lo que pase, porque existen otros factores que también son importantes, como por ejemplo, la edad, ya que a medida que nuestros perros o gatos se hacen viejos, aumenta su tendencia a ganar kilos.
Y después de todo esto, algunos de vosotros estaréis mirando ahora mismo hacia vuestras mascotas pensando: estará gordo o es que es de complexión fuerte? Pues eso es algo que vuestro veterinario debe evaluar, porque vosotros nunca seréis lo suficientemente objetivos. Por eso se dice que un animal está obeso cuando presenta un aumento del 20 al 25 % del que se supone que es su peso ideal.
No obstante, hay algunos detalles en los que podéis fijaros para acabar de convenceros de que vuestro perro o gato está gordo, como por ejemplo, si al palpar el tórax sois incapaces de contar o diferenciar las costillas debido a la gruesa capa de grasa que las recubre, o que el animal presente una gran acumulación de grasa en la zona lumbar y la base de la cola y que el abdomen sea tan ancho como el pecho.



Además, seguramente el animal manifestará intolerancia al ejercicio, dificultad para saltar y cansancio o jadeo al más mínimo movimiento.
Pero lo más importante de todo esto es que seamos conscientes de los inconvenientes de que nuestro peludo amigo esté pasadito de peso. 
Algunas de las consecuencias que se derivan de la obesidad en nuestras mascotas son trastornos importantes de locomoción debido a artrosis, hernias discales o rotura de ligamentos.
También son frecuentes las alteraciones respiratorias, ya que la acumulación de grasa disminuye la capacidad inspiratoria y el volumen residual de oxígeno en los pulmones, dificultando la respiración y agravando la resistencia al ejercicio.
Por otro lado, igual que en medicina humana, el sobrepeso predispone al sufrimiento de alteraciones cardiovasculares, como aumento de la frecuencia cardíaca, hipertensión o aumento del gasto cardíaco.
Pero además, esta hipertensión puede afectar a otros órganos internos, como el riñón, provocando una insuficiencia renal.
También se producen alteraciones digestivas, como irritación gástrica, estreñimiento o flatulencia, debido al excesivo aporte de grasas en la dieta, que a mayores puede originar una sobrecarga a nivel hepático por una degeneración grasa y la posibilidad de colelitiasis debido a un aumento de los triglicéridos.
Os parece poco todo esto? Porque todavía hay más, ya que  los animales obesos pueden padecer alteraciones endocrinas, como la diabetes tipo II, sobre todo en gatos, además de intolerancia al calor, infertilidad, coagulopatías, trombosis, problemas cutáneos, y por supuesto, un incremento del riesgo quirúrgico y anestésico.

Bueno, pues espero haberos asustado (“entre comillas”) lo suficiente como para que prestéis mucha atención a lo siguiente de lo que vamos a hablar, ya que conseguir que un perro o un gato bajen de peso no es fácil.


Por supuesto, el punto más importante es la concienciación del propietario de que su mascota necesita adelgazar para estar saludable.
Hoy en día existen dietas especiales que garantizan la pérdida de peso en tan solo unas semanas, pero hay que tener en cuenta algunas cuestiones importantes. En primer lugar, la pérdida de peso debe ser siempre progresiva y gradual. Además, debemos acabar con la administración de comida casera o restos de nuestra comida.
Para empezar, debemos determinar cuál es el peso óptimo de nuestra mascota, teniendo en cuenta que se trata de un objetivo a medio-largo plazo.
Comenzaremos con una dieta especial, repartiendo la dosis diaria en varias tomas; lo ideal serían 3 o 4 tomas al día para aumentar el gasto energético.
Es importante que el animal beba bastante agua y sobre todo que haga ejercicio regularmente.
Si hay más mascotas en casa, lo mejor es que coman separados o al menos bajo supervisión, ya que el animal en proceso de adelgazamiento podría comerse la ración de los demás.
Ya os aviso de que no será una tarea fácil, aunque es cierto que se notan mejores resultados al principio y después la disminución de peso es más progresiva. Pero sobre todo es importantísimo que el dueño se involucre en el proceso y no acabe sucumbiendo a la carita de pena que ponen para conseguir un pedazo de comida extra.



Eso sí, una vez que consigamos el peso ideal, hay que mantenerlo, así que no podemos volver a las malas costumbres; el animal necesitará seguir haciendo ejercicio diario y deberá comer un pienso de mantenimiento para que todo el esfuerzo no haya sido en vano.

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