lunes, 20 de enero de 2014

ENFERMEDADES INVERNALES

El invierno ya se hace notar y ha llegado la nieve, así que vamos a hablar un poco de las enfermedades invernales más típicas de nuestras mascotas.
Las bajas temperaturas de esta época del año no sólo nos afectan a nosotros; también pasan factura a nuestras mascotas, sobre todo a los cachorritos, a los perros mayores y a los gatos que tienen acceso al exterior de la casa. Por eso, hoy comentaremos algunas de las patologías que causan más estragos entre nuestras mascotas durante el invierno, y además, os daré algunos consejos para prevenirlas.



La patología más frecuente en aparición, al igual que en la especie humana, no es otra que la enfermedad respiratoria, que tiene su principal exponente en lo que vulgarmente conocemos como gripe y que entre las diferentes especies animales está provocado por diferentes virus y asociaciones bacterianas.
En el perro se presenta como traqueobronquitis infecciosa canina, más conocida por su nombre común o “tos de las perreras”, que es el análogo a la gripe humana. En este caso en lugar de estar provocada por el virus influenza, diferentes agentes virales (como el adenovirus canino y parainfluenza, principalmente) se asocian con diferentes entidades bacterianas (generalmente, bordetella bronchiséptica) que complican el cuadro clínico. La podemos reconocer fácilmente, ya que presenta como síntoma principal una tos seca y persistente, de aparición típicamente nocturna y en estados de excitación; pueden aparecer también estornudos, conjuntivitis y mucosidad nasal. Si la infección se agrava puede afectar a las vías respiratorias bajas y evolucionar a bronquitis o neumonía.



Es una enfermedad altamente contagiosa para los demás perros, ya que se transmite por vía aérea a través de la tos y estornudos o por contacto directo. Es muy común entre los perros que conviven en lugares donde hay una gran población perruna como residencias caninas o perreras, pero no es exclusiva de los animales hacinados, por lo que nuestro perro de casa también puede contagiarse si entra en contacto durante el paseo con algún perro enfermo.
La prevención la podemos lograr mediante la protección ante el frío de nuestras mascotas; tened especial cuidado y atención con aquellos perros que duermen en el exterior, a los cuales habría que habilitarles una caseta o un refugio. Para aquellos perrillos de raza toy o aquellos especialmente frioleros, puede ser buena idea comprarles un abrigo canino; ya sé que a algunos de vosotros os parecerá una horterada, pero horterada o no, puede ser útil para que tu mascota no enferme tan fácilmente, y como dice el refrán: ande yo caliente, ríase la gente. Hay que evitar también en la medida de lo posible los cambios bruscos de temperatura. Y, por supuesto, la forma más eficaz de prevenir la tos de las perreras es mediante la vacunación anual de la enfermedad. Esta vacuna es un poco diferente a las que estaréis acostumbrados a ver, ya que se administra por vía nasal en lugar de inyectarse por vía subcutánea.
La primera vez que vacunéis a vuestro perro de la tos de las perreras, será necesario administrarle dos dosis con un intervalo de tiempo de 2 o 3 semanas entre ellas y posteriormente, como ocurre con las demás vacunas, hay que administrar recuerdos anuales para mantener la inmunidad del can frente a la enfermedad.
Pero el perro no es el único que sufre las inclemencias del tiempo; en el gato, la “gripe felina” hace referencia a la rinotraqueítis felina. Esta enfermedad está causada por la asociación de varios virus, como el herpesvirus y el calicivirus felinos. La presentación más típica incluye episodios de estornudos y ojos llorosos y enrojecidos, así como en algunas ocasiones, descarga nasal, tos y fiebre. Normalmente los gatos dejan de comer, entre otras causas por el taponamiento nasal que le impiden oler los alimentos estimulando su apetito. Por esta razón, es aconsejable ofrecerles alimento para gatos en lata y calentarlo un poquito en el microondas para aumentar su aroma y facilitar su ingesta.



La prevención, al igual que en el perro, la logramos mediante la vacunación anual frente a los microorganismos causantes, y manteniendo a nuestro bigotudo en ambientes cálidos y abrigados.
Y, aunque es cierto que el mal tiempo afecta más frecuentemente a las vías respiratorias, no son los únicos procesos que pueden detectarse durante el invierno.
Todas las dolencias del aparato locomotor empeoran con el frío. Las enfermedades articulares crónicas, como la artrosis, tienen tendencia a empeorar y manifestarse con más fuerza en esta estación, ya que el frío y la humedad son sus archienemigos. El dolor se intensifica y como consecuencia, al animal le cuesta moverse, rehusando subidas y bajadas de pendientes o escaleras, donde, generalmente, se manifiesta con mayor grado la afección.
Para prevenir estos problemas, además de evitar el frió mediante abrigos y prendas, es importante luchar contra la obesidad mediante el ejercicio moderado diario intentando que no se interrumpa a pesar del mal tiempo.
No obstante, si notas que tu perro camina con dificultad o que le cuesta levantarse después de estar un rato tumbado, es importante acudir al veterinario para que este valore la posible necesidad de administrarle medicación que calme el dolor de la “crisis artrósica”, y complejos condroprotectores que ayuden al fortalecimiento articular colaborando de esta forma a ralentizar la aparición de los síntomas de esta enfermedad degenerativa de huesos y articulaciones.



Otra patología que se ve mucho en esta época y que ocurre con mayor frecuencia en los perros de orejas caídas, son las otitis. Son más frecuentes en los perros a los que les gusta jugar bajo la lluvia o revolcarse en el pasto húmedo. De esta forma, sus oídos se humedecen y al no ser secados de inmediato, se facilita la proliferación de hongos y bacterias produciendo la inflamación e infección del conducto auditivo. Los signos clásicos de una otitis son mal olor en los oídos con secreciones oscuras o pus, inflamación, dolor y mucha picazón, por lo que el perro sacude constantemente la cabeza e incluso la llevan ladeada.
No dejes pasar de largo estos síntomas si aparecen en tu perro, ya que si la otitis no se trata a tiempo puede acarrear un agravamiento y peores consecuencias para el animal.



Bueno, pues espero que ahora que sabéis un poco más sobre los procesos invernales más frecuentes en nuestras mascotas podías disfrutar de la nieve; eso sí, siempre bien abrigados, vosotros y el perro.

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